Mi queridísísima amiga Marta está deseando hacer algo, y aunque la meteo es un poco incierta por
todos lados menos los que nos pillan demasiado lejos, conseguimos montar un
plan. Primero iremos a Arnedillo con la bici, y después que parece que se
tuerce, pondremos rumbo a la costa cantábrica.
Dicho y hecho. Aitzi,
de la que vamos acordando repetidas veces en el recorrido, nos aconseja la vía
verde del Cidacos en bici, y aunque parecía que amenazaba tormenta un pinchito de motivación
y salimos. 32-33 kms ida y otros 32 vuelta. Nuestra idea inicial era hacerlo
hasta Autol donde comeremos y tranquilamente volveremos a Arnedillo con unos 40 en
total..peroooo..
El sendero no pasa por Autol pueblo y seguimos y seguimos esperando
encontrarlo, hasta que a 5km de Calahorra decidimos que ya total, lo haremos
enteritooo..con paseos varios por Calahora y demás, nos salieron unos 70km que
para dos cuerpecitos poco acostumbrados a la bici, suponen dos culos echando
fuego y suspirando por una cubitera llenita de hielos donde meterse..
Aún así, la ruta
preciosa..increíbles puebletes y parques alrededor de la ribera del río Cidacos
por la que transcurre nuestra pista. De ida a Calahorra fuimos bastante
airosicas, era cuesta abajo..risas, fotos, almuerzo y en Calahorra el cafecito
de turno que no pudimos pagar porque creíamos que habíamos perdido la cartera.
Finalmente sólo fue un susto porque apareció en el coche. Así que cafecito
gratis a cuenta de la camarera maja con la que tuvimos suerte de topar.
Y la vuelta..bueno, risas también por un tubo, rectas infernales,
industrias con olor a pirrilera (jamás he olido algo tan asqueroso como las
fábricas de champiñones), descansos, barritas y por fin, Arnedillo de nuevo.
Allí, un baño en las pocicas nos devuelve a la vida..y nos ayuda a rematar
el día con un plácido sueño en la furgo. Al día siguiente desayuno, un poquito
de más por menos y a Cantabria.
Cambio total. Llegamos a Langre, una playita espectacular que
nos aconsejan nuestros respectivos hermanos. Vemos furgos en el parking de Paco
y nos vamos para allí a cenar. La policía nos avisa de que allí no podemos
dormir porque es privado y que vayamos al de la calita que está al lado. Eso
sí, muy amablemente nos permiten que terminemos de cenar tranquilas. La verdad, es que flipamos pepinillos como diría el amigo de Juan, Txikote, con lo bien que nos trataron y explicaron las cosas. Al día
siguiente boca arriba y boca abajo en una playita en la que convive el nudismo,
los bañadores, las familias, la gente joven, los perros y el surf de una manera
increíblemente civilizada que nos encantó.
Y por fin..nuestros culitos se recuperaron felices.
Patri
2 comentarios:
Eso de que vuestros culitos se recuperaron felices suena un poquito raro, jajaja. La ruta se hace bien porque al no tener desnivel vas haciendo kilómetros sin darte cuenta y eso de saber que terminas en las termas pues te hace ir más alegre. ¡¡¡Pura vida!!!
jeje. Estuvo muy chula, la verdad..la siguiente la hacemos juntas Aitzi
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