Primer
día. Al principio pensé en llevar mi pequeña tienda de campaña pero al momento
vi que era demasiado peso y decidí llevarme solo la esterilla pero con intención
de dormir en alguna habitación o pórticos de iglesias si la cosa se pusiera
difícil. Además deje algo más de equipaje innecesario. La etapa de hoy era
Orduña - Laguardia 85 km. Subiría la barrerilla, entraría en el valle de Kuartango,
Treviño, subir el puerto de Herrera y bajar a Laguardia. Como siempre nos
empeñamos en planificar todo pero cuanto más se planifique menos oportunidades
habrá para improvisar. Todo fue sobre la marcha después de un bocadillo en
ventas de armentía, subir el puerto herrera (estuve esperando al ciclista
fantasma pero na), y comer un menú en Laguardia a pesar de que había amenaza de
tormenta decidí adelantar un poco, hasta Kripan. Pueblo tranquilo donde los
haya, un pica en el bar del pueblo… charla interesante con dos abuelos sobre
las viñas. Decían que lo que hacían antes 10 personas ahora lo hace una máquina
y claro normal que haya crisis. Esperaba dormir en este pueblico hasta que
surgió de una calle una cuadrilla vestida de mexicanos con una charanga, eran
fiestas y a pesar de que en el ayuntamiento había un pórtico perfecto para
dormir, me baje a Lanciego que también eran fiestas por cierto a una casa
rural. En un principio la casa no se alquilaba por habitaciones pero Eva, la dueña,
me la dejó entera para mí, la verdad que me hizo gran favor porque aquella
noche hubo una tormenta buena. Fue la noche que en Vitoria cayo una granizada
enorme que dejo todo blanco. Al final salieron casi 100 km, “La poderosa” y yo
habíamos superado el primer día y no lo podíamos acabar mejor. Super ricas las
manzanas ecológicas de la casa rural.
Segundo
día. Hoy toca monte, pensamos cuando salimos así que con calma. Subimos hacia
la Población, vaya amanecer me regalo la luna y el sol, la luna estaba
grandísima como esperando los rayos anaranjados del sol con todas las viñas
cargas de uvas. Eeee lo que es bonito es bonito y ya está!!. Bajamos a Santa
cruz de Campezo, valle de Arana, puerto de Opakua, Agurain y subidorra tremenda
hasta el túnel de San Adrian por Zalduondo. La verdad que es difícil andar en
dirección contraria a la gente cuando todos los del camino de Santiago van en
dirección contraria, hay como cierta energía que no te deja avanzar además del
cuestorro claro jeje, supongo que también pasará cuando rompes con algunas
normas o reglas, cuesta pero si crees que vas en dirección correcta pues pa
lante. El túnel de San Adrian es uno de esos sitios mágicos de Euskalherria,
paso importantísimo económico cultural histórico, ecológico, deportivo ponerle
lo que queráis pero mágico. Luego bajada impresionante hasta Zegama y dormir en
Segura. Aquí dormí en un agroturismo. Para mi Segura era como estar de turismo
en otro país, todas las casas tenían un eguskilore, todas, además me sentí como
un turista en Europa que no entiende nada de lo que dicen a su alrededor, mi
Euskera batua no sirve para mucho, aquí menos. No es por falta de respeto pero
si a ti un ingles te pregunta en ingles y no sabes o te da apuro hablarlo mal
le intentas explicar en castellano, haber que pilla!! pues aquí igual, no es
por falta de respeto es por la inseguridad con el castellano, preguntas y
entiendes lo que puedas pero en Euskera eee que para eso estoy en la Gipuskoa
profunda.
Tercer
día. Hoy toca ver el mar pensamos. Subida a Mutiloa y primera vía verde.
Bajamos a Ormaiztegi, pasamos Zumarraga y toda la zona industrial. Aquí hay una
mezcla muy cercana entre lo rústico con caseríos centenarios, pastores y formas
de vida enraizadas con polígonos industriales, tecnología punta y clase obrera
trabajadora de muchos sitios de España. Después toca bajar y bajar por la vía verde
del rio por Azpeitia, tiene un montón de túneles pero están bien iluminados,
casi 40 km de vía verde todo bajada yiiiuuujjjuuuuu. Seguimos Zestoa alto de
Itxiar y bajar a Deba, bocadillo merecido en la playa. Tocaba rodear la costa,
esta carretera no da buena espina, hay tramos sin arcén y mucho tráfico, sobre
todo desde Deba, Mutriku Ondarroa hasta Lekeitio. De Lekeitio a Gernika fue
interminable pero ya sin tráfico. La verdad que toco un día muy bueno y se
veían calas con agua verde transparentes impresionantes, algo que no se ve en
coche. El día se me hacía largo y hacía mucho calor, comí un menú en Gernika en
un restaurante que parecía como si estuviera en la casa de la abuela, dueña del
bar, comida casera y pa repetir y todo, bueniiiissiiiiisiiiimo. Mi objetivo era
llegar a Bermeo pueblo pesquero y que sin saberlo estaban en fiestas también
jeje de verdad sin saberlo. Allí nos presentamos buscando un sitio para dormir,
menos mal que dimos con una señora camarera que llamo a tres sitios y por fin
me encontró un agroturismo, jeje majísima. Hay que pedir sonriendo. Este día
salieron 120 km estaba muy cansado así que después de conocer mi habitación decidí dormir la siesta. Me
levante y estaba la abuela del agroturismo partiendo pan para las ovejas,
diciéndome “crisis que crisis” jaja la salude y marche a dar una vuelta por
Bermeo. Vaya pueblo más bonito solo estuve un par de horas todo el mundo
vestido de arrantzale, barcos pesqueros y en el frontón campeonato de
aizkolaris pua cultura a raudales, luego ya flipe cuando vi a unos turistas
extranjeros ingleses, diría yo, vestidos de arrantzales, txapela y bota de vino
y todo jaja. Me fui hacia el agroturismo, allí estaba la abuela que era experta
en flores y empezamos a arreglar el mundo, luego también vino su hija que
regenta la casa, le dimos media vuelta, volvimos un rato a los años 30 con la
época de la guerra, volvimos al presente otra vez con la crisis y los políticos
corruptos, marchamos al futuro con la esperanza de que esto cambie a mejor y ya
nos dimos buenas noches y nos despedimos, la poderosa y yo debíamos madrugar.
Cuarto
día. La vuelta a casa. Volver a casa siempre es emocionante. Tanto bajar la
barrerilla como el puerto de Orduña me ponen los pelos de punta. Sin embargo esta
vez volvía por cuenca del nervión. Primero para salir de Bermeo debía subir el
puerto de xx, uno de los chicos del agroturismo me dijo que podía subir por
unas pistas, más pendiente, más corto y sin tráfico les hice caso, me llovió un
poco pero no hacía frio. Baje a Munguía, Derio, Asua y allí me tope con el
Nervión, paseo por la ría y bocadillo en el casco viejo de Bilbao. Para salir
subí por La Peña hacía Arrigorriaga por el consorcio de aguas es la mejor
manera pienso adelantas y no hay tráfico. Después carretera conocidísima para
mi hasta Llodio y Orduña. Este último trayecto recorrí la vía verde que va de
Llodio hasta casi Amurrio chulísima también con puentes medievales, ojala la
alarguen hasta orduña y llegue algún día hasta Bilbao. 85 km fácil fácil. Para
mí hay un sitio que en Luyando se ve la virgen de Orduña que me dice que estoy
llegando a casa.
Dejó
atrás todos los kilómetros y me siento satisfecho en lo deportivo y en la
experiencia realizada. Volviendo, hago un recuerdo de las personas que he
conocido, de Eva de la casa rural de Lanciego, de los abuelos que hablaban de
las viñas, de lo extranjero que me sentí comprando en el supermercado en
Segura, de la abuela del agroturismo, de la camarera de bermeo… en fin gente
muy de la tierra de nuestra cultura de sus raíces que nos dan identidad y que
acompañan a las paisajes y sitios mágicos por los que he pasado y perdurarán en
el tiempo. Sin saber si les llegará Eskerrik!! a todos y todas.
Pienso
que es un país plural, distinto en cada herrialde, tremendamente emotivo,
descarado, orgulloso, con complejos pero sin esconderlos, crítico, nada
conformista, con un legado cultural que le hace más identitario sobre todo ante
las dificultades, pero con un cierto toque nostálgico hacía el pasado, hacía lo
rural, que nos recuerda quienes somos ahora y que queremos
seguir siendo. Como dice un argentino es un país un tanto esquizofrénico con
continuas paradojas y contradicciones, pero nos reímos de nosotros mismos, que
gran locura!!.
Fueron
solo cuatro días, 400 kms, es una propuesta corta, pero que me ayuda a seguir
creyendo y conociendo este pequeño país. Mi “La poderosa” también quiere
decir que lo bonito de un viaje siempre está por llegar por no saber que nos
deparará el futuro así que irremediablemente nos toca seguir viajando para seguir
disfrutando y seguir subiendo pluses.
Jon
1 comentario:
Se nota que tanto "La Poderosa" como tú habéis vivido con mucha intensidad esos cuatro días. Es que Euskadi tiene un color especial, jaja. Y es cierto que cada zona tiene su diferenciación y su idiosincracia. Hay que experimentar más de éstas. ¡Pura vida!
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